miércoles, 1 de septiembre de 2010

3er NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA NEVANDO EN LA GUINEA


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3er NÚMERO DE LA REVISTA LITERARIA

DIGITAL MENSUAL
NEVANDO EN LA GUINEA
NºXLVII de la 2ª Etapa/01-09-2010

EDITORIAL XLVII
SOBRE LITERATURA ACTUAL EN ESPAÑA

Estamos en una época de artificio e impostores, de caducas teorías inspiradas desde un pasado e imposiciones que cansan a los lectores, en una época de chorradas y conceptos lineales, en una época de gracias asequibles y tonterías rentables, en una época de seudo literatura y experimentalismo ya experimentado, en una época de fanfarronadas y dudosas posturas imitativas, en una época de epígonos argumentos y ejemplificadas frases repetidas. La literatura española actual ha dejado de ser innovadora. Lo más innovador que se conoce, a nuestro parecer, fue la trilogía escrita por Enrique Vila-Matas llamada por el editor de Anagrama (Jorge Herralde) como la “Catedral de la Metaliteratura”, y las obras postreras de Roberto Bolaño. Hemos visto experimentos que como experimentos han resultado rentables, pero que como materia viva e interesante, y como antecedente que aporte algo nuevo a la literatura contemporánea han dejado mucho que desear. Podemos enumerarles a escritores de la llamada Generación Nocilla, que han visto incrementarse en un elevado índice de ventas sus novelas pero que como novedad en el mundo de las letras universales solamente tenían esa gracia improvisada y paralela a la cultura televisiva y a la de las nuevas tecnologías, y a la cultura de masas, pero que como material interesante y novedoso se dormía en los laureles, se iban por la puerta de atrás y de puntillas. Podemos ver a escritores españoles que creen haber encontrado una piedra filosofal y haber descubierto América, y se quedan en la nonada contribución de lo que ya estaba escrito. Decimos esto por que ya otros escritores anteriormente experimentaron sobre esa misma tendencia, y ellos vuelven a redundar en lo mismo, vuelven a evidenciar lo ya dicho, lo ya citado, vuelven a la misma frase hecha que ellos ahora ven como suya propia. Hay demasiada mentira en el mundo de las letras españolas. Demasiada tomadura de pelo, demasiado nepotismo cutre, demasiado servilismo, demasiada farfolla. Nos quieren vender la moto unos de que son escritores que pretenden desaparecer, cuando lo que pretenden es permanecer. Y eso no es malo, no; lo malo es que nos intenten engañar. Después están los que a base de escribir tonterías, todas expuestas bajo una trama interesante, nos intentan divertir con gracias improvisadas y con chistes malos. Se está perdiendo el fruto único y necesario de la literatura seria, literatura que hable desde y para las entrañas de la tierra, literatura buena, literatura que interese y haga hincapié en lo que el ser humano es en sí. Debemos aprender más sobre escritores de fuera. Escritores que aunque han hecho su vida aquí y han escrito su obra también aquí, han interesado mucho más en otros países extranjeros, por su condición de escritores originales, por su condición de escritores completos, de escritores que enganchan al lector como es el caso de Roberto Bolaño, Juan Villoro, y otros tantos más. Los descendientes de la generación del Boom, y los mismos integrantes de ella, han desmejorado su actitud, han caído en la petulancia, en la decadencia; han dejado de escribir una obra coherente para entrar en el parnaso de la repetición incesante.

Pero existen excepciones. Escritores de ensayo como Eloy Fernández Porta, y escritores de novela y poesía, como Vicente Luis Mora, están demostrando que no todo está perdido en el mundo de las letras hispanas como hasta ahora parecía. Aunque la literatura está cambiando en la forma en que las nuevas tecnologías lo permiten, la literatura actual, la literatura vista desde la perspectiva de las humanidades, está como nuestra economía: en estado de recesión, en estado de crisis, que es como nos dicen los políticos que estamos, aunque muchos siempre hayamos estado así. Los escritores actuales han entrado en la dinámica de publicar lo que sea, de ganar el máximo dinero posible, de publicar un libro cada año, para ante todo ganarse el pan y el sustento; pero, ¿Estos libros tienen calidad literaria? ¿Estos escritores que lo que dicen que pretenden es desaparecer, lo que pretenden realmente es todo lo contrario? Nuestra opinión es que así es. Pretenden, antes que desaparecer, pretenden permanecer; pero la permanencia de los escritores es más fidedigna cuando el escritor escribe desde la humildad, desde la soledad y la independencia, desde la carencia de influencias externas, desde donde el escritor no tiene miedo de lo que escribe, desde donde el escritor no ejerce un compromiso para con sus lectores, desde donde el único compromiso que existe es ejercer la dignidad del propio autor para así no caer en petulancias y consignas apropiacionistas, que suenan a molde industrial , o a patrón de moda, del cual, parten las ideas que todos conocemos, y las cuales suenan a tópicos y estereotipos demasiado escuchados ya. Demasiado repetidos, demasiado evidentes para negar lo evidenciable.



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La muchacha muerta

El hombre se mantenía inmóvil sentado en la butaca de la habitación y daba la impresión de hallarse absorto, al margen de lo que le rodeaba. Su mano izquierda sujetaba la barbilla mientras que el codo reposaba en una de sus piernas. Miraba hacia el suelo, con la espalda corvada hacia delante.

- Parece inofensivo. -dijo Molina.

- Nunca te fíes de la primera impresión -le replicó Murgaín-, aunque tampoco huyas de cualquier intuición que tengas porque es la base para la razón y, con el tiempo, te darás cuenta de que la vas afilando.

- ¿La intuición?

- Exacto.

Acababan de entrar en la habitación del hotel y todo estaba en orden, la escasa y minimalista decoración del dormitorio a la que se añadían las pertenencias de sus ocupantes aquella noche, sobre todo las visibles, la maleta en una esquina, junto al armario, y la gabardina y el bolso de mujer sobre la cama. La presencia de los agentes de policía y la quietud del hombre rompían la normalidad de aquel escenario. Dónde está ella, preguntó Murgaín y uno de los agentes apuntó hacia la puerta tras la cual estaba el baño. La abrieron y allí sí que los detalles indicaban toda la amplitud de la tragedia. El rojo de la sangre destacaba en el azulado de las baldosas y en el blanco del bidé. Por el contrario, la mujer, en la bañera, parecía dormir.

- Es hermosa. -afirmó Molina a quien, por edad, la belleza le debía aún que impresionar bastante.

- Lo que es un problema.

- ¿Por qué?

- Nadie duda de quien es bello: resulta inocente, creíble. El marido en cambio es feo y casi viejo, lo tiene muy mal.

- No estará exagerando, jefe. -preguntó Molina a quien los comentarios pedagógicos de Murgaín a veces le resultaban excesivamente tópicos.

- Honestamente, ¿te lo creerías si el marido te dijera que esta chica tan joven y guapa le maltrataba y que matarla fue una mera reacción defensiva, un mero salvarse a sí mismo de la fiereza de la ninfa?

- Hombre, jefe, que tampoco nos lo va a contar así.

- ¿Ves? No te lo creerías.

Murgaín observó el baño con atención. Aunque intentaba mostrarse duro y distante, lo cierto es que a él sí que le afectaba la belleza herida. Miró a la muchacha no sin turbación, sin duda molesto por su muerte y sobre todo por la vida enredada que habría llevado. Sabía, y en ello había sido sincero, que mujeres hermosas de rostro dulce habían cometido crímenes atroces, pero en el fondo, en un rincón de su espíritu, guardaba la idea de que aquello era una aberración, un hecho contranatura.

Vamos a hablar con el marido, ordenó y ambos salieron del baño. El hombre continuaba con el mismo gesto sentado en la butaca. Los dos se pusieran delante de él y sólo entonces levantó la mirada. Sus ojos enrojecidos parecían pedir comprensión. Quizá clemencia, pensó Molina sin poderlo evitar. Esperó a que los agentes rompieran el silencio. Que sean ellos quienes arranquen la conversación, debió de pensar tal vez por táctica o tal vez por el tormento que arrastraba. En todo caso, parecía exigirlo. Murgaín comenzó por presentarse, soy el subinspector Murgaín y él es mi ayudante, el agente Molina. El hombre hizo un gesto con la cabeza. Murgaín pidió la documentación de ambos y un policía se la entregó. Hizo tiempo mirando los documentos, el carné de identidad del marido y el pasaporte extranjero de la mujer.

- Cuénteme que ocurrió. -a Molina a veces le molestaba la aridez impersonal, casi inhumana, con que su jefe iniciaba los interrogatorios, como si para él no fuera posible que quien a todas luces parecía ser culpable de repente no lo fuera y existiera otra versión de los hechos distinta a su lógica de diablo viejo, o sea, de policía con años de experiencia en eso que, con no poca retórica, se calificaba de dura realidad de la vida o maldad absoluta de la naturaleza humana.

- Mire, mi mujer llevaba tiempo irritada. No acababa de centrarse, hace tiempo que queremos un hijo …

- ¿Cuánto tiempo llevan casados?

- Un año. Nos casamos al poco de conocernos …

- ¿Cuánto es poco?

- Cuatro meses, tal vez cinco.

- Sí que fue rápido.

- Las circunstancias, sabe. Ella necesitaba salir de su tierra y a mi edad las cosas no se pueden demorar mucho.

- Por cierto, ¿la diferencia de edad no fue un problema?

- Lo fue, por mí, por el qué dirán.

- ¿Y que decían?

- Que me iba a sacar los cuartos, que era una niña que me buscaba para que yo le trajera de su tierra a aquí y luego me dejaría colgado y a dos velas.

- ¿Y a usted no se le ocurrió que pudiera ser cierto?

- Claro, pero yo la quería, sabe, más allá de lo maravilloso que es tener a alguien joven, una mujer hermosa. Para mí tampoco es … fue fácil. Yo nunca tuve muchas oportunidades, la vida en lo sentimental no me ha sido amable. Pero me quería, la verdad es que me quería, no se lo podría explicar, pero yo lo sentía. Es verdad que el que yo tuviera dinero era para ella un aliciente y tal vez al principio fue determinante. Pero sepa que me tomó cariño y en ningún momento me iba a abandonar.

- Me explicaba que estaba irritada.

- Sí. Discutía conmigo. Lo buscaba, como si necesitara desahogarse y sólo lo consiguiera chillando, enfrentándose a mí.

- ¿Se pegaban?

- Nunca. Yo no la pondría la mano encima.

- Sin embargo, la situación no debía de ser fácil.

- Pero yo no soy de esos tipos que pegan a sus mujeres.

- ¿Y qué ocurrió anoche?

- Me montó una escena.

- ¿Qué tipo de escena?

- Que no podía más, que pensaba en matarse.

- ¿Hablaba con frecuencia de suicidarse?

- No.

- ¿Ayer fue la primera vez?

Aquí el hombre calló. Mantuvo la mirada en el rostro de Murgaín, le miraba a los ojos como si intentara sonsacarle respuestas en vez de preguntas. El subinspector se mantuvo quieto, sin mostrar el más mínimo desconcierto o inquietud por ese repentino silencio, pero sin querer tampoco atosigarle.

- Mi mujer era feliz pese a todo. No le voy a decir que todo le fuera bien, no acababa de adaptarse, le costaban muchas cosas, pero se sentía bien conmigo, le repito, sólo que su vida no fue fácil.

- ¿Cómo se conocieron?

- Fue en su aldea. Yo viajaba con frecuencia. Invertí allí, ayudé a construir casas para unos socios, una agencia de turismo. Ella trabajaba en el hotel en que me alojaba, un hotel pequeño, familiar. Apenas sobrevivía con lo que ganaba. Se lo daba todo a sus padres, sólo cubría parte de la comida.

- Sin duda Vd. fue como un milagro.

El rostro del hombre pareció irritarse con el comentario de Murgaín. Sin duda le recordaría otros comentarios y doble sentidos.

- Ya le he dicho que el que yo tuviera dinero tuvo su importancia para ella, pero le aseguro que se sentía cómoda conmigo.

- ¿Y por qué estaba irritada?

- Aquí todo es distinto. Además, buscaba una estabilidad, quería que yo pasara más tiempo con ella, pero viajo mucho y debía estar muchos días fuera. Por eso habíamos decidido que de vez en cuando viniera conmigo, así estábamos juntos y también ella se entretenía, tal vez se relajaba y pudiera así quedarse embarazada.

- Pero seguía irritada.

- Sí.

- ¿Y anoche?

- Discutimos. Me pidió salir, dar una vuelta. Ella es joven, lo entiendo. Le dije que estaba cansado, que mañana tal vez, pero ella comenzó a chillar.

- En el hotel nos dijeron que chillaron ambos.

- Estaba cansado, lo que menos me pedía el cuerpo era una sarta de reproches injustos y levanté la voz.

- ¿Y que pasó?

- Se puso como una loca. Que se iba a tirar por la ventana, me dijo. Y allí se dirigió. Yo me asusté.

- Aunque nunca antes amenazó con matarse.

- No, pero temí que estuviera afectada por la medicación.

- ¿Qué medicación?

- Tomaba algo para facilitar el embarazo. Lo habíamos consultado en una clínica. Supongo que buena parte de su irritación venía de los medicamentos.

- Entonces, se dirigió a la ventana.

- Sí, y yo me asusté, ya le he dicho. Corrí hacia ella y la sujeté por los brazos, con fuerza, sí, pero para que no se lanzara.

- ¿Ella se resistió?

- Sí, y chilló más, me dijo que la dejara, me insultó.

- Y Vd., ¿la chilló?

- No lo recuerdo bien, creo que sí, tampoco me acuerdo de lo que le pude decir, estaba encrespado, nervioso y desbordado.

- ¿Entonces?

- Se desasió de mí y se metió en el lavabo. Sollozaba, pero parecía que ya no quería suicidarse.

- ¿Qué hizo Vd. cuando se metió ella en el lavabo.

- Me senté en la butaca. Bebí.

Murgaín observó la botella de Flor de Caña. Buen hotel, pensó, distinguen a sus clientes con un buenísimo ron.

- Me quedé dormido -continuó tras un silencio herido-, esta mañana la encontré muerta en la bañera, con todas esas heridas en los brazos y la sangre por todas partes, una pesadilla, se lo aseguro, créame.

- ¿No oyó nada al meterse ella en el lavabo?

- Nada.

- ¿No hizo Vd. nada cuando se encerró?

- Supuse que necesitaba estar sola.

El hombre se puso a sollozar, el rostro entre las manos. Murgaín y Molina se miraron. Esperaron que se relajara.

- ¿Tenían pensado regresar hoy a su ciudad?

- Mañana.

- ¿Va a regresar?

El hombre le miró extrañado. Sin duda pasó por su cabeza que sería detenido, que le acusarían de matar a su mujer. Ahora, de pronto, la pregunta de Murgaín abría una salida, una situación diferente.

- Tendré que arreglar los papeles de Elsa -balbuceó-, no sé cuánto tiempo me llevará. Pero también están ustedes -les dijo de repente, con fuerza, como si sólo en ese momento descubría realmente la presencia de los policías-, no sé si necesitarán retenerme, saber más cosas.

- Se lo diremos esta tarde, ahora descanse.

Murgaín aconsejó a los policías agilizar el registro, que dejaran al hombre descansar, les dijo. Él le miró agradecido. Que se quede uno solo de vosotros, ordenó, por lo que pudiera pasar. Salieron de la habitación y bajaron al vestíbulo. Hablaron con el personal de la noche que habían declarado ante un oficial. Disponen de otro cuarto para el Sr. Belández, preguntó Murgaín. Le dijeron que le instalarían en otra habitación y que cuando la policía lo indicase, limpiarían la actual. Lo pueden hacer en cuanto llegue el juez para el levantamiento, sugirió el subinspector, el registro está terminado. Salieron del hotel. Cuando se subieron a su coche, Molina preguntó que impresión había tenido.

- No lo sé -afirmó-, no siempre todo es claro y cristalino.

- Así es.

Por un momento, sospechó que esta vez la intuición poco le iba a ayudar. El hombre estaba realmente compungido y no sabía hasta qué punto actuaba ante ellos, estaba seguro de que lo hubiera detectado con facilidad si era así, o si por el contrario, aun consciente de lo que había ocurrido, lamentaba haberla matado, si es que la había matado, pero cabía también que ocurriera lo que les había explicado. Las cosas, realmente, no siempre resultaban evidentes.

- Ojalá ella nos pudiera decir algo.

Molina sonrió levemente. Qué ideas de bomberos se le ocurrían a veces al jefe, pensó.





Juan A. Herrero Díez



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POEMAS DESDE LA PRAXIS TEÓRICA
Por Cecilio Olivero Muñoz

Quiero saber si el papel higiénico
de la Real Academia limpia ...fija y da esplendor.
José Agustín Goytisolo

MONÓLOGO DE UN HEREDERO

Hay herencias que son un verdadero desastre,

se pelean los hermanos, se disputan el esfuerzo,

se reparten el patrimonio, se llenan de rencor y odio.

Pero yo no puedo pujar por lo que no es mío,

pues lo mío, a otros poetas también pertenece.

Soy heredero de poetas que tienen sencillez como dote

y en el parnaso de laureados sus palabras

brotan con orgullo entre los más grandes poetas.

Soy heredero de ti José Agustín, de ti Federico,

hasta de ti Gamoneda, heredero de poetas,

herencia que vale un Perú, heredero de ti

Jaime, de ti Mario, de ti Enrique, de ti Juan Carlos,

heredero de ti Blas, de ti Jorge Luis, de ti Roger,

soy heredero de ti Antonio, tú que eres

un poeta que ralentiza a la naturaleza,

heredero de galaxias inmensas que salen de las páginas,

heredero de ti José María, heredero de ti Charles,

heredero de ti César, de ti Vicente, de ti Elena,

heredero de todos, heredero soy de vuestra poesía,

heredero soy de lo que no se nombra,

heredero soy de lo que todavía no se ha dicho,

heredero soy de lo que queda aún por decir.



***
MONÓLOGO
SOBRE PALABROS, PALABREJAS
Y PALABROTAS
(Las utilizadas en los anuncios de la tele)

Odio las palabras que mezclan tradición e industria;

odio los spots televisivos que invitan a la confianza,

porque no hay nada que me trasmita más desconfianza.

Odio las palabras Producto, Productividad,

como por ejemplo, cuando dicen los spots algo en relación

con la palabra Producto me dan cierto repelús.

Cuando dicen algo así como Nuestros Productos,

me incitan a la desconfianza y su uso es el contrario

del que se proponen, me da casi fobia escucharlas,

es evidente que quieren ostentar dedicación y calidad;

odio cuando la palabra Producto se une a palabras bellas,

por que, ¿qué produce el hombre? El hombre no produce,

el hombre en algún caso (des)produce.

Por que, ¿cómo estamos destruyendo especies animales,

vegetales, incluso humanas, y decir que producimos?

Y encima con esa soberbia, con esa argucia, con esa magnificencia, con esa insolencia, y esa ceguera estética.

Es pura hipocresía; el hombre no produce,

cuando engendra (re)produce, y cuando crea (des)produce.

O quizá prefiera mejor la palabra (contra)produce,

por que es evidente que todo ese esfuerzo ya lo hace la naturaleza.

Odio cuando los poetas usan la palabra Producto,

cuando por ejemplo dicen, estas son mis Producciones.

Palabras como Producto es (contra)producente para mi salud.

Otra palabra que me provoca urticaria es Establecimiento,

la encuentro impositiva, una palabra reaccionaria.

Esto no es una tienda, o un puesto, o una Boutique

(que etimológicamente es francófona), es un Establecimiento.

Me resultan repulsivas, me resultan difíciles de tragar,

estas palabras que quieren ostentar algo que no son

es como si fueran artificios impropios de las personas.

Es como intentar vendernos un Producto, o un Establecimiento

que se cree por encima de la condición humana.

Es como si fueses un pelele en manos de estos artefactos

expresivos, es intentar ser rimbombante, es intentar

superarnos a base de contradecirnos; como si creáramos Gloria

en cantidades industriales siguiendo rigurosamente una tradición,

es tratar de especular con una verbigracia que es magnánima

y que pretende ser delirio de grandeza

en vez de ser sencillez, de ser proximidad, de ser cercanía;

es intentar vendernos la moto a base de especular

con lo que no existe por ningún lado.





***
DONDE NACE EL POEMA
(Retórica entre el jazz y el flamenco)

¿De qué fuente parte el poema?

¿Qué destello y qué resplandor

evoca a la sombra del poema?

¿De cuál esencia se nutre?

¿Dónde brota su semilla abierta?

¿Qué idea lo hace fértil?

¿Qué metáfora lo resplandece?

¿Qué útil presencia lo entraña?

¿Qué sustancia lo germina?

Padre, yo quiero ser poeta,

quiero ser poeta que una

cielo al sol y luna al viento,

quiero ser poeta que aúna

las azucenas que de blancas lloran,

y las magnolias solas que ríen,

quiero ver las dos en una

para ver llorar de alegría

al amigo de las flores nuevas.

Para ver reír al niño

salpicando verdad de charcos

de aguas sinceras que gimen,

quiero volver donde yo fui,

quiero yo ser patria de sueños,

quiero volver para vivir

y ver al caballo de cartón risueño,

y ver aquella alondra otra vez ir

hacia el nocturno de aire en el verbo,

en la canción que rima sola

y por la noche ser yo tu dueño,

yo quiero para ser feliz

que la luz quepa en este verso.

Que la luz gima en trémolo sexo,

que parta en dos un poema

y lo haga metafórico contexto,

yo quiero ver crecer la hierba,

y quiero galaxia en el beso,

quiero luna en la noche quieta,

trémulo vacío de rima al viento

y que trepe en ti la hiedra,

que trepe la raíz en todo tu cuerpo,

que suene la zambra allí

y ver dormir al señor del tiempo.



***
RETÓRICA VACÍA

Preposiciones, conjugaciones,

Neologismos, retórica vacua,

Tanta frase ¿para qué?

Sujeto, verbo, predicado,

Hacer énfasis tras la coma,

Explayarte tras el punto seguido,

Coger aire entre los paréntesis,

Soltarlo en el punto y aparte.

Unir palabras ¿para qué?

¿de qué me servirá tanta metáfora?

¿para qué me servirá

tanta dedicación frente al lenguaje?

Aliteraciones, fonemas, aforismos,

Palabras como gusanos quietos,

Cadenas abiertas a la idea,

¿Para quién escribo mi verdad?

La verdad mía puede no ser la suya.

La verdad es un instrumento

en manos de cada sujeto,

de cada individuo.

Me monto en el automóvil,

¿qué me deparará esta carretera?

Intimismo, intromisión, intuición,

entro en un intrínseco intrusismo,

Preposición, conjugación,

Sujeto, verbo, predicado,

¿Para quién escribo?

Elegante juego de palabras vacías,

Fenece una ilusión y nace otra,

Tengo una ilusión anterior a la futura,

Compro una cosa y me canso,

Compro un libro y quiero otro,

Me canso de mí mismo,

Me canso de este vacío,

He roto las postales de aquel viaje,

He roto los recuerdos

en un yermo olvido.

Quiero ser otro, por eso escribo.

Puntos suspendidos,

Seudo-vorágine de letra elástica.

Me dices: -Un papel aguanta

cualquier cosa. Yo te digo:

No todas las cosas

aguantan tu papel-.



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SELECCIÓN DE POEMAS
POR MARIO MELÉNDEZ
(Poeta chileno afincado en México)

LA ÚLTIMA CENA
Y el gusano mordió mi cuerpo

y dando gracias

lo repartió entre los suyos diciendo

“Hermanos

éste es el cuerpo de un poeta

tomad y comed todos de él

pero hacedlo con respeto

cuidad de no dañar sus cabellos

o sus ojos o sus labios

los guardaremos como reliquia

y cobraremos entrada por verlos”



Mientras esto ocurría

algunos arreglaban las flores

otros medían la hondura de la fosa

y los más osados insultaban a los deudos

o simplemente dormían a la sombra de un espino



Pero una vez acabado el banquete

el mismo gusano tomó mi sangre

y dando gracias también

la repartió entre los suyos diciendo

“Hermanos

ésta es la sangre de un poeta

sangre que será entregada a vosotros

para el regocijo de vuestras almas

bebamos todos hasta caer borrachos

y recuerden

el último en quedar de pie

reunirá los restos del difunto”



Y el último en quedar de pie

no solamente reunió los restos del difunto

los ojos, los labios, los cabellos

y una parte apreciable del estómago

y los muslos que no fueron devorados

junto con las ropas

y uno que otro objeto de valor

sino que además escribió con sangre

con la misma sangre derramada

escribió sobre la lápida

“Aquí yace Mario Meléndez

un poeta

las palabras no vinieron a despedirlo

desde ahora los gusanos hablaremos por él”



***
SEÑORES DEL SUR

Señores del sur

he comprometido mis raíces con ustedes

mi palabra llegará como un río

a recoger la tierra y su origen

Llámenme agricultor

cuando el trigo se despierte

cuando cruja la semilla

y el invierno se levante en una mano

Llámenme soldado

cuando el agua y la piedra se reúnan

entonces seré el puñal

que desgarre ceniza y envoltura

No digan al Maule como me llamo

me reconocerá por la voz

por los susurros que mis labios

llevarán hasta su lecho

No digan nada en Constitución

o en Pelluhue o en Chanco o en Curanipe

mi nombre fue encontrado en una ola

no es necesario que digan nada

Señores del sur

mi casa es mi mejor emblema

Pueden ver a través de las ventanas

o a través de mis ojos

lo que les tengo preparado

Abriré de una en una mis heridas

y escupiré poemas en vez de sangre

y a todos les diré mi nombre

Porque no quiero ver a Pedro

arrinconado en un museo

o a Manuel Francisco

retenido en una boca

Ellos sabían cantar

eran dos vientos de distinto oficio

dos gotas que el Maule

sacudió con violencia

Y yo ¿quién soy?

algo tengo de todos

cara de pan o de hormiga

muslos comprometidos

con el sabor de la tierra

hombros de padre

dientes de inquilino o de patrón

Soy una flor con espinas

y pétalos de mármol

un poema preparado

con la lluvia de cada día



***

VINCENT 1993

a Vicente Huidobro

El gran poeta de las vanidades

se mira al espejo y dice

no hay otro mejor que yo

no hay otro más hermoso y delicado

más burlón, paradojal e irresistible

Y cuando voy por las calles

me persiguen y me piden autógrafos

se aglutinan en torno mío o se desmayan

porque soy más inmortal que las agujas

y en mi boca suspiran las estrellas

Así, cada montaña es un pelo en mi oreja

y cada nube una escalera de emergencia

donde subo y bajo como un mago

persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance

No obstante los helicópteros me adoran

me adoran también las escolares que diviso de reojo

me adora el trapecista de un circo desahuciado

me adora la azafata de un vuelo imaginario

me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas

y todos gritan “Ahí va Vicente, ahí va

con su cara encerrada en un sombrero

ahí va, el que se orina en los astros

el que respira copihues

y cambia de color hasta volverse inaguantable”

Y yo me río como un Buda chocho

cuando arrojan flores a mis pies

y me lleno de números telefónicos

y de mujeres que darían sus propios pechos

por rozar mi frente de amante multitudinario

o por mirar mis cabellos salidos de un arcoiris de fruta

Tengo unos cuantos lunares en francés

y un gato que me habla en un idioma póstumo

y un perro que me muerde y me lame las antenas

y un cilantro preguntando quién soy

y yo le digo “No me busques

no hagas caso de la rosa deshojada

tú tienes tu propia sabiduría

tu propio olor

tu apellido en la cazuela del domingo

y no necesitas ser tan hermoso

para que ellos te respeten

cuando con sólo probarte

tienes ganado el cielo

y un espacio en mi garganta”

Ahora me marcho en mi paracaídas

me marcho en mi aeronave de plumas anónimas

me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano

a dormir una siesta en un ataúd de huevo



***
QUE SALGA EL INDIO ENTRE LAS PIEDRAS

Que salga el Guayasamín que cada uno tenemos

que salga el indio entre las piedras, médula a médula

el gran precipicio que somos, la gran llaga ecuatoriana

y lo que cae del ojo al cielo, y lo que arruga el aire

y lo que sale de nosotros mismos como una rosa deforme

y lo que araña más adentro que salga

que salga el trueno, la bocanada, el relámpago

la hebra furiosa y tuerta que mira sangrar el alma

y aquí, en esta jaula ardiente que es América de luto

están pendientes los nombres de aquellas manos clavadas

de aquellos pies desahuciados, de aquellos huesos de humo

de aquel sueño arrojado al gran ataúd del miedo

o simplemente del árbol con sus ramas infinitamente secas

Porque no estamos muertos, no estamos

y hay uno que ahora brinca por encima de los sables

y hay uno que bebe fuego y lleva alas de ceniza

y hay uno que agrieta el río con su cráneo universal

y hay uno que dice yo, yo soy el indio entre las piedras

y todo el horror humano se me apaga en el cuerpo

y tengo lágrimas y penas

y el corazón como una luna borracha

y el esqueleto dormido, y la mandíbula tiesa

y a mi oído brama el perro de las noches podridas

y a mi boca rueda el beso de la angustia que mata

Y yo pinto, yo pinto con mi voz y con mis uñas repletas

yo pinto con mi oxígeno la cicatriz del viento

raspo la puñalada maldita de los siglos

me sumerjo en el ácido mortal de las pupilas andinas

desnudo el recuerdo de la calavera sombría

y en mí sobreviven las tripas cortadas de cuajo

y cada grito soy yo, cada mejilla nacida del grito

cada suspiro fatal y su patria de aguja

cada mujer, cada hombre

cada animal volteado en la vértebra dramática

todos y cada uno de ellos

y en todas partes la vida como un sol amargo

y yo, hinchado de colores

cierro las alas y duermo sobre la tristeza



***
UN DÍA VOLVERÉ A TUS OJOS

Un día volveré a tus ojos

y comenzaré de nuevo

volveré con un sonido hueco de metal

y sol mojado

buscaré entre los papeles del tiempo

tu cuerpo verde y tus cabellos de uva

te coronaré en silencio con mi boca

y con mis manos que no terminan

Volveré por ti y por tu sangre estrellada

viendo pasar la tarde como una sombra antigua

algo se romperá allá arriba y no seremos nosotros

algo se quemará de pronto con el eco de tus sábanas

Y volveré más vivo, más puro, más hambriento

y volveré volando y desgarrando plumas

todo lo haré por ti, todo en silencio

que hasta los gallos prolongarán la noche

cuando te vean desnuda



***

LLÉVAME

Llévame hacia el sur

de tus caderas

donde la humedad

envuelve los árboles

que brotan de tu cuerpo

Llévame a la tierra profunda

que asoma entre tus piernas

a ese pequeño norte de tus senos

Llévame al desierto frío

que amenaza tu boca

al desterrado oasis de tu ombligo

Llévame al oeste de aquellos pies

que fueron míos

de aquellas manos que encerraron

el mar y las montañas

Llévame a otros pueblos

con el primer beso

a la región interminable

de lengua y flores

a ese camino genital

a ese río de ceniza que derramas

Llévame a todas partes, amor

y a todas partes conduce mis dedos

como si tú fueras la patria

y yo, tu único habitante



***

SI FUERAS CALVA TAMBIÉN TE AMARÍA

Si fueras calva también te amaría

me volvería loco besando tu cabeza

tu pequeña luna dorada

Si fueras calva, oh si fueras calva

te llevaría por el río de la memoria

me sentaría junto al fuego de tus ojos callados

derramaría un cisne en medio de tu frente

Pero la larga y ciega cabellera

el largo aliento de cristal

la larga hebra de ceniza y polen que tú eres

todo lo que la vida se guarda para sí en tus cabellos

lo que la noche te roba en suspiros

todo lo que el color del éxtasis te lame

como en un vuelo relámpago

como en un sol prolongado

como en un juego de luces apiladas en tu cuello

todo eso, amor, y más arriba esta ola

esta corriente, este aire

este racimo de algas enjuagadas al viento

este cordón humano amontonado a ti

esta marea, este soplo

este susurro que me ata hasta las últimas raíces

y lo que nace, y lo que acaba

y lo que cae al gran abismo de tu sangre

lo que no ha sido escrito, amor, todo el misterio

porque en la sombra de tu pelo

yo me ahogo para siempre



***
PARA MAYOR SEGURIDAD

Vengan a ver mi poesía

no está hecha de material ligero

aguantará perfectamente el invierno

y en verano refrescará

las mentes y los cuerpos

Hay poderosas vigas entre cada verso

hay listones apuntalando mis palabras

Y si la lluvia desea entrar

pondré mis sueños en el techo

y taparé las goteras

con mi propio dolor



***
LA OTRA

Caperucita nunca imaginó que El Lobo la dejaría por otra.

Nunca hizo caso de los consejos que en materia amorosa le daba

La Abuelita. Por lo que una mañana El Lobo le dijo: "Caperucita,

quiero terminar contigo. Ya no me excita perseguirte por el bosque;

ya no me agrada disfrazarme de abuelita para que tú me digas

tus tonterías de siempre, que si tengo las orejas grandes y esos

colmillos tan filudos, y yo, como un estúpido, responda que son

para oírte, olerte y verte mejor. No, Caperucita, lo nuestro ya

no tiene remedio". Entonces Caperucita, desconcertada por aquella

confesión, se echó a correr tan lejos como pudo pensando en la

clase de mujer que había conquistado el corazón de su amante.

"Es ella, tiene que ser ella", repetía la niña, mientras buscaba

desesperadamente la casa de la anciana. "Abuelita", gritó al fin,

cuando hubo contemplado la figura que yacía en el lecho, "¿cómo

pudiste hacerme esto? tú, la amiga en quien yo más confiaba".

"Lo siento", dijo la otra, "nunca pensé quedar embarazada a mi edad,

y menos de alguien tan poco inteligente e imaginativo. No obstante,

él es un lobo responsable, que no dudó por un minuto en ofrecerme

matrimonio al conocer la noticia. Lo siento, Caperucita, tendrás

que buscarte otro. Después de todo, no es este el único lobo

en el mundo, ¿o no?".



***
MI GATO QUIERE SER POETA

Mi gato quiere ser poeta

y para ello

revisa todos los días mis originales

y los libros que tengo en casa

Él cree que no me doy cuenta

es demasiado orgulloso

para dejar que le ayude

Lleva consigo unos borradores

en los que anota con cuidado

cada cosa que hago y que digo

Ayer no más, en uno de mis recitales

apareció de incógnito entre la gente

vestía camisa a cuadros

y mis viejos zapatos rojos

que no veía hace tiempo

Al terminar la función

se acercó con mi libro en la mano

quería que lo autografiara

y para ello me dio un nombre falso

un tal Silvestre Gatica

Yo le reconocí de inmediato

por sus grandes bigotes y su cola peluda

pero no dije nada

y preferí seguirle la corriente

Luego me deslizó bajo el brazo

uno de sus manuscritos

“Léalos cuando pueda, Maestro” me dijo

y se despidió entre elogios y parabienes

Y sucedió que anoche

y como no lograba dormir

levanté con desgano aquel obsequio

para darle una mirada

Era un poema de amor

un hermoso poema de amor

dedicado a Susana

la gatita siamés

que vivía a los pies del sitio

Parecía un texto perfecto

tenía fuerza y ritmo e imaginación

y todos los elementos necesarios

para decir que era un gran poema

y sin duda era un gran poema

un poema como pocas veces había leído

Entonces me entró la rabia

y la envidia y la cólera

y me pilló la madrugada

con el texto entre las manos

sin atreverme a romperlo

o hacerle correcciones

Que Dios me perdone por esto

pero no veo otra salida

mañana echaré mi gato a la calle

y publicaré el poema bajo mi nombre



********************************************************************
LA RAYA
Por Cecilio Olivero Muñoz

Existe una raya, sí, una raya. Una raya entre la mitad visible de las gentes de un barrio de suburbio, las gentes sin estudios, gente sencilla y primaria, gente que ve la televisión, se distrae con los programas del corazón, con la repetida crónica rosa, con los programas basura. La otra gente es universitaria, académicamente ilustrada, va a las exposiciones, a las conferencias; veo a esas cabezas, la mayoría con gafas, y les digo, les digo en mi silencio que estoy entre la raya, aunque ellos esa raya la ven inexistente, ellos se rezagan de la manada de incultos y maleducados que les incomodan desde el silencio y la pasividad, se alejan borrando rayas, se van del todo de ese lumpen, se quedan en el lado de la raya, el cual les pertenece, el cual es solo de ellos, luchan contra el clasismo, aunque parecen ignorar que ellos son el mismo clasismo, en estado puro, en estado de verdad evidente. Estoy frente los dos lados de esa raya, entre las dos mitades. Una mitad cree que voy de predicador nocturno, que me creo más listo que ellos, que soy una especie de Testigo de Jehová mezclado con un burócrata venido a menos; la otra mitad me ve como a un extraterrestre curioso, un extranjero que no es de ninguna parte, un ser que no está en su respectivo lugar, como a un salvaje que se ha escapado de su cueva, de su hábitat natural, osease, un friki. Salto entre esas dos mitades, entro una y otra vez entre esos dos lados, dos vértices, dos mundos paralelos. En un lado de la raya están un matrimonio mayor ya, mirando la televisión, el hombre medio dormido, la mujer mirando la tele y comiendo fruta. También están un hombre que está y no está, está desesperado, preocupado, fuma y fuma sin parar, se muerde las uñas mientras que espera una noticia que le dé esperanza, que le saque de su tedio, que le rejuvenezca el suspiro, que le renueve el aliento, los minutos frente a él se difuminan desmayados como una aurora cansada, espera una explicación positiva, espera la confirmación que algunos esperan, espera la confirmación de su ingreso de parte de su médico psiquiatra; también está una chica maquillándose, pintándose el perfil de las pestañas con rimel, llorando, lagrimea cuando se pinta la comisura de los ojos, le acaban de mandar un msm, se limpia las lágrimas y se dispone a leerlo. En el otro lado de la raya hay una pareja en una conferencia, la conferencia está repleta de gente, la pareja mira y oye la conferencia, la conferencia es sobre el impacto de la Cultura 2.0 en la actualidad. Hablan de alta y baja cultura, raya entre todas las rayas. Escuchan al conferenciante; a decir verdad, él está medio dormido, incluso se le cae un hilo de baba espesa por la boca, ella está sosteniendo el móvil, está sosteniendo una cámara de fotos digital; en ese mismo lado de la raya también hay un pintor nervioso, no encuentra color para tanta negrura habitable en su interior, está perdido, está buscando la manera de dar color a su vida a través del Fotoshop, está tratando de lograr que su pintura entre en el reputado prestigio de un éxito que se le resiste, en realidad es algo mediocre, aunque él cree que es un genio aún por descubrir; también ahí hay otra chica maquillándose, se acaba de graduar en Historia del Arte, el arte está contaminado, los artistas materialistas intentan ganar dinero anteponiendo una retórica plagada de tecnicismos, demasiada tinta para tanta sencillez, demasiada verborrea para tanta simplicidad, pronto el arte será gratuito, lo saben ellos, lo saben todos. Se dice, contaminada de aburrimiento, se dice, mientras se maquilla, se dice, con la brutal sensación de haberse licenciado en nada, de que todo su esfuerzo ha sido en vano, vacía se maquilla.

La raya soy yo, yo soy esa raya. Esa raya que se peina en medio, o al lado, una cierta tendencia lo decide; también soy la raya del trasero que separa los glúteos, la raya de un aparcamiento, la raya de un mapa, la raya de cocaína, esa raya pequeña que se acaba deprisa, que se acaba deprisa y pide más, y pide otra, y otra, y otra. La raya que se pintan esas dos mujeres vacías en la comisura de los párpados, la raya de esperanza que el pintor busca entre imágenes de Fotoshop, anhelando, esperando, con cierta impaciencia traspasar la raya que lo separa del éxito, de la gloria, de la fama, de esa fama que no sabe a nada, de esa gloria que no pertenece a ningún sentimiento, es superflua, es ladina, es efímera, mientras él todavía cree que es lo único que le hará feliz; la raya del hombre expectante que vive en su mundo vacío frente a noticias que le dicen lo que él ya sabe, la raya que lo separa de la buena y la mala salud, la raya que divide su estado de ánimo simplemente por las noticias que vendrán; la raya que existe en el televisor, raya hecha de rayos catódicos, que dividen dos mitades y dos mundos paralelos, un programa cultural y el programa basura, la raya que sostienen estos dos seres adormilados, la raya entre sueño y realidad, una raya, una solitaria raya, una solitaria mitad frente a otra mitad solitaria. Una raya, una raya, una raya. Una raya contra una mitad vacía y detrás de esa mitad, una mitad hueca. Una raya, dos mitades. Una raya, dos verdades, una raya ante la soledad. Raya que separa la cultura de masas, la baja y la alta cultura, la raya de tiralíneas delator que excluye y separa con la eterna línea clasista. La raya en la que tropiezan los hombres. Raya invisible y eterna que no cambia y no pretende ser raya. Raya que empieza a ser otra, raya que cambia ahora. Raya. Raya. Raya que separa y une al mismo tiempo.





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POEMA DE ENRIQUE GRACIA TRINIDAD

UN LIBRO DE MAYAKOWSKY
EN LA MESILLA CON UN FONDO DE BLUES

Ha descolgado su teléfono

pero ya no es capaz de recordar el número preciso.



La cortina se mueve dulcemente,

cadera de bordados que acaricia la luz tras la ventana.

A lo lejos

suenan las voces de los niños

que el otoño conoce por sus nombres. Huele a lluvia tranquila.



Su mano izquierda ha conseguido

marcar el número imposible. Hacía tanto tiempo...



Un hilo de sirenas, como siempre,

va cosiendo la tarde

para que no le cuelguen los harapos,

para que la ciudad no se deshaga como un muñeco antiguo.



Los pitidos son largos y monótonos,

melancólico blues que se riza en los cables de la desesperanza.



La prensa de mañana contará muchas cosas,

disputas de políticos, nuevos descubrimientos,

los últimos apuros del banquero de moda, asuntos importantes;

pero no habrá entendido

que la noche es un pájaro lleno de certidumbre,

que de nuevo «la barca del amor

se estrelló sin remedio contra la vida cotidiana».



Nadie cogió el teléfono.

La tristeza quedó junto al balcón abierto como una enredadera.



En el húmedo asfalto, un reguero de sangre

va dibujando poco a poco

el silencio.



(Del libro “Crónicas del laberinto”)



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POEMAS DESPREVENIDOS
Por Cecilio Olivero Muñoz
MIEDO AMARILLO

Le tengo un miedo interior, un miedo muy adentro,

a los reproches negros que todavía no se han dicho,

le tengo un miedo amarillo

a los proxenetas del café que tienen

la sonrisa de cartón-piedra, sonrisa meridional,

sonrisa dañina, sonrisa creciente y la mirada verde de sátira,

como la vegetal tragedia de los bosques cerrados,

como el asco que mira desde el escondite del niño;

le tengo un intenso miedo al cruce de calles,

a las ventanas entreabiertas, y al opaco de los ventanales

grandes, tapados, ocultos de ignorante ceguera

de los bares que miran incompasivos la derrota,

con su tedio para afuera, desde adentro, para afuera;

le tengo miedo también a los buzos de la cloaca abandonada,

a los butaneros cansados de subir a mi ático por las escaleras,

a los inquietos suspiros, a los incómodos momentos incómodos,

les tengo miedo desde mi coartada de cemento,

desde mi habitación inhabitable, desde mi mujer abandonada,

desde mi semáforo en rojo, desde mi sorpresa de luz.

Oigo los pasos tibios del reloj de arena,

me persigue su mitad medio vacía y su mitad medio llena,

me acuesto en el filo afilado de las treguas que se tragan,

me levanto como un espantapájaros roto, podrido por la lluvia,

ante el olor contenido de las cocinas que preguntan por ti.

Soy un vocero que pregona ausencias en la oscuridad

y que teje su ruido desde la patria del olvido,

que sentencia su cuesta abajo a los alpinistas

con la amenaza que evoca al nadir que finge la chica del pozo,

resumo mi tenaz desacato, me hago miscelánea

en el soplete de verano que el matarife odia,

por que se apilan los cadáveres sedientos de voz

en el horizonte esquivo de los Adanes remotos, Adanes sin Eva.

Existe un mundo desde este mismo otro,

existe una mañana que huele su sacrificio,

ya no quiero seguir creyendo en lo mismo

por que en Edimburgo conocen presagiados el secreto de la flor,

esa flor desnuda que revienta de noche

y de buena se persigna ante un vacío que la monta por detrás;

los gritos, mis gritos vienen desde el miedo amarillo;

los niños olvidados se interesan por el pulso de los párpados,

una verdad de rodillas los busca por los sótanos prohibidos,

una gran verdad que los arrincona de cara a las ventanas tapiadas;

todos bajan por la avenida desmantelada,

la ciudad los engulle siniestra, mientras que en las oficinas

comentan su destino encaprichado en las nostalgias.

Pero ellos se hacen los ignorantes ignorados

dejándose caer en la sección de deportes, en sus rutinas grises.

Los Brokers se comen su sandwitch de seco logaritmo

y beben el zumo del plomo que se acomoda,

los samaritanos sueñan con cabezas motoras,

con seres que arrastran su inercia de grillos en una pared,

los samaritanos sueñan que viven sin el impulso

y que en las cajas de cobre se amontonan sus susurros de lata,

los samaritanos sienten traición en muros de (des)vergüenza,

y colorados devuelven la (des)vergüenza sin muro,

devuelven su (des)vergüenza esclava de lo nunca oído,

después de que la cabeza motora pregunte la hora

para que nadie pueda decirle si son la una o las tres.

(…)

Unos lo llaman voz del instinto, otros lo llaman

cuando no hay dos sin tres,

otros lo llaman locura y laberinto,

otros prefieren verlo sin quererlo ver.
EPÍLOGO
Soy la volteleta arriesgada de la golondrina

y soy el opio absorbido que busca decidido la sangre,

soy el niño con miedo al guardián del parque,

y soy la mañana furtiva que desperada renace.

No quiero creer que para nada sirve un sacrificio en la tarde,

no quiero vivir para ser una historia triste,

se comen los miedos la alegría de los tinteros,

se acaban las ilusiones al unísono con la verdad.

Miénteme entre dulces mentiras que yo soy agua y barro,

miénteme por que ahora tengo la esperanza en el río.

Y ese río baja ciego de ruido de agua que no se detiene.





***
CONTRA-CINEMATOGRÁFICO

Existen personas apartadas del modo,

Mundo aparte entre princesas y divas,

Inmundo desprecio entre lodo y yodo,

Mundo lejano aunque no lo percibas,

Crepúsculo y otoño, flor o cogollo,

Existen películas que reflejan nocivas

Una mota de polvo en un ojo por ojo,

La cinematografía es una bonita mentira,

Fotograma sospechoso, juguete roto,

Soldadito de plomo, escenario o tarima,

Mentira consentida, sobreactuado doblo,

¿Qué tiene que ver esta vida aburrida

con el romántico mundo de este otro?

¿Tiene que ver tu película preferida

y ese falsario riesgo que yo adoro

con la verdadera ruina (des)merecida

y el afán por poner al personaje apodo?

Fui príncipe y me pegaron el SIDA,

Yo fui un feo sapo y cambié de rostro,

Yo del paraíso pasé a mejor vida,

Tú quisiste comértelo de una vez todo,

Él se conforma con la nariz torcida,

Ella piensa que es un estorbo,

Ellos tienen vida mala, pero unida,

A él le gusta el vicio, el mero morbo,

Ese borracho vive para su bebida,

A los otros solo les interesa lo otro,

Ese se cargó el jerifalte, la directiva,

La secretaría; aunque tenía buen fondo,

Para ese la droga es todo en su vida,

El otro se pregunta, ¿la quito o la pongo?

Hay alguien que se va hacia su deriva,

Hay quien sufre por este mundo loco,

Existen bellezas con tendencia suicida,

Existen fracasos que con goma borro,

Existe quien cambia, quien se cuida,

Quien por su histeria lo desconozco,

Los hay que a marcianos esquivan,

Los hay que se apuntan a un coro,

Los hay a los que les va la grifa,

Los hay a los que les va el costo,

Los hay que no conocen buena vida,

Los hay que quieren ser otros,

Los hay que se acuestan de amanecida,

También hay quien se levanta pronto,

¿Conoces a alguien que no decida?

¿O que no decida por sí solo?

Los hay que temen a la despedida,

Hay quien jamás tuvo en la vida apoyo,

Existen personas que dan solo grima,

Quien resiste su vida poro a poro,

Los hay que temen hasta la risa,

Los hay que de risas se toman su poco,

Hay quien ve en todo un gran cisma,

Los hay que discrepan del poema tonto,

Hay quien se lanza, quien se rila,

Del metraje largo hasta el metraje corto,

Una película cuenta una mentira,

Cuenta un amor, un asesinato, un robo,

Pero es la fantasía de los que sin vida

Encuentran un bendito placer en otro,

Elige la mentira a quien nos mira,

Purpurina a purpurina, plano del rostro,

Fotograma a fotograma, actor o plastilina,

Elige mi retina lo que desconozco,

Elige mi ego y la película convida,

Elige mi interior ser un rato otro, otro.



***

ODA PARA MI PSIQUIATRA

A Josep Moya Ollé, testigo de mis tormentos
y de mis obsesiones, de mis paranoias y de mis palabras.

Mi psiquiatra es la esperanza que yo visito

Cada cierto tiempo, de vez en cuando,

Es la piedad, la compasión, el tercer grado,

Es la pauta que mantiene a mi equilibrio,

Es la pregunta que rastrea la vegetal raíz,

Es el pulso de sus párpados, corazón de paloma,

Es oasis en la tormenta, quietud de doble filo.

Contempla mi historia desde cada síntoma,

Analiza el cobre de los impulsos que duelen

Y los contrarresta con el estaño caliente,

Mi psiquiatra es tranquilo y pausado,

Suspira su ansiedad en las zonas comunes,

Prefiere no ser capitán de ningún barco:

Marfil feble que absorbe mil debacles frías,

Pez que recuerda mi ausencia y mi presencia.

No te miro a los ojos por que me miro,

No, porque me veo, no, porque me encuentro.

Conoce la tempestad que doy a mi frente,

Mi mosca encerrada en un vaso del revés.

Ha visto muchas veces el agua sucia

Que corre decidida hacia todas las cloacas,

Percibe los acertijos y todas las adivinanzas,

Sabe del triste pájaro y del azúcar apolillada,

Se muestra como un amigo en la distancia,

Respeto su autoridad y curación de antesala,

Elige quién no muere entre los alfileres

Y quién no necesita de su mágica sabiduría,

da consejos para evitar la hinchada sombra,

Escribe resúmenes sobre tedios con miseria,

Evita el bostezo en las auroras cansadas,

Se cae exhausto en el minuto solitario,

Se duerme entre rutinas que espesas le giran.

Es amo de mis realidades con abrigo,

Que desnudas ante él buscan su consuelo.

Se escapa del hombre de los rayos x,

Se escapa triunfante de fantasmas sombríos,

Se esconde de semi-dioses tirados al mar,

Vence batallas ante los diablos de espuma,

Y se bate en duelo contra los Napoleones,

Se aniquila su pregunta entre el sí y el no,

Es mi súper-héroe, es mi ejemplo imposible,

Mi ángel de bata blanca, mi guardián de luz,

Lucha para el orbe arrodillado, para el ego

Sometido, contra el decimonónico diagnóstico.

Conoce el vértigo urbano del estrés moderno,

Conoce la epidemia de cascabeles vacíos,

Conoce la incógnita de la sinrazón, y del hallazgo

Su viva contradicción, conoce los miedos

Ante las calles que escupen, los miedos que pisan

Las carencias de flor inmadurada,

Conoce las noches de atada carne amoratada,

Conoce prisiones en el cielo abierto,

Y hasta libertades encerradas en un puño,

Y hasta libertades debajo de un zapato,

Conoce tragedias y comedias a ras de suelo,

Conoce laberintos de agua, y muros ante el viento,

Tiene indicios de que la primavera existe

Pero prefiere no saber dónde tuvo lugar,

Prefiere la imprevista pertinencia

A la pregunta conocida, prefiere el arte

Del conocimiento a la enajenada respuesta.

Yo ante él me inspiro desde mi soledad gris,

Con él me indago hallándome deprisa,

Presumo de tener un amigo distinguido

Ante vecinas que saben de mis malas compañías,

Con él encuentro lo que yo no sé darme,

Y evito la putrefacta idea que llama a mi puerta.

Corre con él un río de tinta entre la fórmula,

De él esperan un pseudo-milagro sin esperanza,

Su conferencia es un pacto entre el espejo

Y la blanca pizarra, y entre la ilustrativa esencia

Y el antiguo árbol de la ciencia que indaga.

Resume mi mes con porfiado sosiego

Y encuentra gnomos correteando los rincones,

Aunque estos son enormes en su total soledad.



***
-OFF EVOLUTION-
BROADWAY OF THE FUTURE

Este mundo es un escenario,

Primero actuaron los dinosaurios,

[Luego-Después: Entreacto de óbito hacia

una hibernación como un telón de hielo.]

Después actuó el hombre de las cavernas,

Vinieron tribus, comunas, sociedades,

Ahora actúa solo el individuo.

Su escenario es la total soledad compartida.

Los extraterrestres son espontáneos,

El argumento será mera pluralidad.

Los robots cuidarán de nuestros viejos,

Macedonia de chatarra y gente rara,

Turismo espacial, nuevas costumbres,

Código Morse por Internet,

La infra-cultura expandirá sus artes,

Borrachera de cosmonautas a los que

No les sienta muy bien el güisqui.



***
FUMAR FRENTE A UN VENTILADOR

Recuerdos como humo que se escapa, que se enajena,

Recuerdo el día en que ganó España el Mundial,

Justo cuando Casillas iba a levantar la copa

Se fue la luz en toda la barriada,

Mi padre dijo: ¡Boicot! ¡Esto es un Boicot!

Boicot del aire que suspira su física boicoteado,

Boicot del viento artificial que nada boicotea,

Pienso yo. Boicoteándome el aliento.

Fumar frente a un ventilador

es algo contradictorio; sabes que el cigarrillo

se consume más deprisa, la ceniza se te cae,

fumar se convierte en algo incómodo,

pero no te apartas del ventilador,

no puedes ni tan siquiera apagarlo,

hace calor y cuando te alejas de él sudas,

el ventilador da vueltas y más vueltas

y todo a tu alrededor está súper-quieto.

Vueltas y más vueltas: ¡Boicot! ¡Esto es un Boicot!

Y los suspiros no son nada, se dispersan como el humo,

Aterrados, confusos, humo apresurado,

Humo que huye sin pedir ni siquiera permiso:

Justo cuando Casillas levantaba la copa del Mundo

vino otra vez la luz a la barriada, mi padre entonces dijo:

¡Somos campeones del Mundo! ¡Somos campeones!

Yo, mientras daba una infinita calada a mi cigarrillo,

expulsaba aquel humo mimetizado en un gran suspiro.

La rutina frente al ventilador aireaba otro verano más.

Boicot para los vencedores, humo para los vencidos.

El mundo sigue siendo una sorpresa.



***
PURPURINA

Habito parajes de inquina,

Suavizo refugios sin darla,

No puedo vivir sin purpurina,

Maquillo la noche en mi cara.

Huyo de toda pamplina,

Remuevo páramos sin entraña,

Bailo en puntas de espina,

Escapo de párpados sin infancia,

Dejé la fe en una papelina,

Mi equilibrio plomizo se escapa,

Se esconde tras esa esquina

Donde la esperanza se acaba,

Esquivo el horizonte con ruina

Pero el fracaso me atrapa,

No puedo vivir sin purpurina,

Maquillo una aurora incauta.

Ninguna corte es divina,

La compañía parece obligada,

La cobardía es toda ladina

Y otra ilusión pinta calva,

Mi sonrisa a veces termina,

Me maquillo porque me da la gana,

Mi oropel se difumina,

Mi vicio por brillos no es nada,

Rompo el silencio y patina

La desfachatez del agua,

Devuelve desprecio y maquina

Un ensayo que evite la racha,

No puedo vivir sin purpurina

Y sin la tregua que vendrá mañana,

Me venden allí la rutina,

Con altas dosis de patraña,

Viene ella crápula y margina

Fina tregua que se da sin darla,

Calle mojada es su vagina,

Rompe un gemido y se empapa,

No puedo vivir sin purpurina,

Soy fracasado abril de realidad rara.



***
NEVERLAND OF A OUTSIDER
(La Última Patria de un Marginal)

Me iré de mi infancia con un silencio lento

e imperceptible como cuando crece un árbol

y ya crecido le insertan un columpio.

Enseñaré mis arrugas al sol del invierno

y cambiaré mis pasos garbosos por cachaza

que llega, aunque casi llegue inusitada.

Trataré siempre de ser quien fui,

buscaré aquellas maneras que les evocaron

paraísos artificiales, alegres y luminosos,

trataré de encontrar nombres frente a tantas cosas,

evidenciaré mi vejez entre mis mejores noches

y prohibiré prohibir a los moralistas que persigan

los abrazos vivos en los rincones a media luz.

Tendré la osadía de abandonar lo que fui,

siempre y cuando no haga ningún daño a nadie,

aunque no se me permita ser lo otro,

que es lo que quisiera, ahora y siempre

estará fuera de lugar, y muy lejos de mi alcance;

seré cosecha dichosa, antes que precaria sal,

intentaré florecer frente al bochorno

para que mis semejantes estén a gusto conmigo,

brotará rocío en mi frescura como una sonrisa

que se concede generosa ante la vida.

Seré camino que conduce hacia todas las dichas

si la dicha es aquello que los demás pretenden.

Andaré aprendiendo, pues somos andando,

aprenderé siendo, pues somos lo vivido,

viviré sintiendo, si nunca olvidamos lo sufrido,

prefiero ser física de agua y materia orgánica

antes que ser vacío y nada, ser adimensional aire.

Vive para vivir, cuenta para existir.

Mi antecedente será siempre éste.



***
EL FANTASMA SE VA

Le digo al fantasma que habita conmigo

que se quede, que no se vaya,

Al fantasma de mi soledad

le digo que no sea tonto y se quede,

no utilizo el por favor,

pero le digo que no sea tonto,

Por que, ¿adónde se va a ir?

Si ya estamos totalmente compenetrados,

además, con lo cara que está la vivienda

en este país de especuladores…



***
UN PUNTO Y APARTE

De jóvenes creemos que la muerte

no nos tocará,

ella, con sus manos inclementes,

con su dedo propiciatorio

apunta sentenciando nueva oscuridad.

De jóvenes nos creemos altivos,

tocados por la inmortalidad,

soberbios como prepotentes.

A mediana edad comprendemos

lo equivocados que estuvimos,

encontramos a la decadencia

sentada en la puerta

de nuestras vanidades diluidas.

Ya de ancianos vemos la muerte,

con su negrura abismal,

ella incompasiva nos evocará la vida

que tuvimos antes,

nosotros ya no seremos los mismos.



**************************************************
ESPERANDO UN BESO
Por Cecilio Olivero Muñoz

SENTIMENTALIDAD INGENUA
(con cierto sinsentido común)

¿Por qué no os vais todos a casa?

Iros todos, iros, marchaos.

Dejad que mi mujer descanse

Entre los otoños que se alejan cegados,

Entre los sofás que buscan su desmayo,

Entre los algodones que delatan la negrura,

Frente a los soles que se exilian

de la razón y de la lógica aburrida,

Ante los cócteles que se mezclan

contra la mecánica sombra que los crea.

Venís aquí a hincharos de pitanza,

Comida hecha por unas manos,

Unas manos cansadas de ser manos.

Venís a engullir su primer minuto,

Su inocencia perdida, su cansancio.

Necios e insaciables comilones,

Hartaos de su sazón difuminada,

Bebed de su sorbo de mar encerrada,

Tragad su sudor y su entremés manipulado,

Haced vuestro piscolabis ignorando

aquellos resoplidos dormidos que calla.

Llenad la andorga tras su esfuerzo,

Refrescaos con el sinsentido que ella

Guarda en las neveras, sentid la nada

Que brota de vuestro inocente consumo,

Cortad su tropiezo con los dientes.

Marchaos a vuestra casa y cenad,

Cenad en vuestra mesa de errores,

Comed de vuestra infamia sin cubiertos,

Marchaos, por favor.

Iros a vuestra oscuridad sin luna,

Volved a la incógnita que da vuestra presencia,

Mirad vuestra silueta engordada

Con los mangos de grasa que ella nutre.

Os merecéis todo aquello que coméis,

Cantad la siesta en el ayuno,

Nutríos con el reloj que ella mira sin parar

y con la esperanza que llega a su deshora,

Dormid saciados vuestro sueño cómodo;

Unos quieren el pan sin gluten,

Otros lo prefieren con buen Ibérico,

Otros sólo comen el magro del jamón,

Existen otros que lo quieren con tomate,

Hombres casi todos con un pan bajo el brazo

Disfrutáis del ocio tras el encierro de otro.

Marchaos y sed solidarios

con mi tragedia, con mi frustración,

Sed solidarios con mi enclaustrada

Derrota sin dinero, con mi ahogo,

Comed, comed, comed desde la nube,

Yo saciaré mi agosto en short

y con bebida helada, con duchas

y espesura atediada, con zeros

como hielos, con sudor y televisión,

con la ilusión de puro autoengaño

de poder volver de las vacaciones,

con la esperanza en la espera

a que salga del trabajo y darle un beso.



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SELECCIÓN DE POEMAS
Por Francisco Jesús Muñoz Soler
(De su antología publicada en Perú: Una flor erguida)

Francisco de Quevedo

Si tus vitrinas no guardaron trofeos,

si tu alacena no rebosó de viandas

ni en tu finca nunca se sembró librea

no fue por ciego error de lo vivido.

Si conociste las reclusiones y el destierro

las burlas, la sátira y la malicia

de tus contemporáneos fue por algo más

que por la sucesión de deseos,

porque si a ti llegó el desprecio

arrobas de pobreza y quintales de llanto

te quitaron la imaginación en el ocio

y te creíste de la riqueza esclavo, ¡Yo digo!,

que nazcan muchos esclavos de tu condición

cuya sola riqueza sea ser Quevedo.

(Si me hubieran los miedos sucedido

como me sucedieron los deseos,

los que son llantos hoy fueran trofeos,

¡mirad el ciego error en que he vivido.

Perdí con el desprecio y la pobreza,

la paz y el ocio, el sueño, amedrentado,

se fue en esclavitud de la riqueza)



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Todo pasa como un sol entre tinieblas



Todo pasa como un sol entre tinieblas

lleno de residuos de amor y deseo,

de insatisfechos deseos, hijos lúdicos

de nuestra fe y nuestra zozobra.

Todo pasa tan próximo y tan lejano,

infrenable, sólo quedan algunos enervantes

instantes que sacudieron nuestro semblante

sensaciones de vida que llenan nuestros recuerdos.

Lo perverso de nuestra existencia

es la contradicción que prima a la vez

las fuentes de nuestro placer

y nuestras dolorosas angustias.

Porque lo hermoso de la vida

es que cada instante es irrepetible

cada acción es un paso hacia la muerte

un sorbo de placer sin retorno y desdicha.



De El sentido de ser, 1986
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