sábado, 23 de agosto de 2008

SÓLO TE TENGO A TI



SÓLO TE TENGO A TI


Anduve acarreando nostalgias
de una esquina a la otra.
También fuí porteador
de espesas melazas de melancolías.
Murmuré en espacios vacíos
tu singular nombre de azúcar.
Me empapé en lágrimas
y me pervertí por el suspiro gris.
Me hice fuerte pensando
que no eras sólo mía.
Gravité meditabundo y vicioso
por tu cuerpo de verde lima.
Acaricié la rosa de los vientos
y todos los rumbos me llevaban
hacía tu persona.
Me llené de ira desesperada
y todavía respiro algún resquicio
de fuego fatuo anaranjado.
Volé de alegría mientras tú
te encadenabas a mi presencia.
Usurpé cielos celestes y me caí
en barrios de desidia y descontrol.
Te busqué y no estabas,
te habías perdido para siempre.
Te busqué en presidios, en lavabos,
en hospitales, en panaderías,
en campos de batalla, en antros
del uno contra todos, y en otros
antros del todos contra uno,
en fábricas, en cadenas de montaje,
en cocinas de comida rápida,
en tejados y en hogares destrozados.
Te busqué por que quería
buscarte por esa, mi soledad vacía.
Por esa escarcha sobre mi mirada
tumbada y blanca y fría
como el cristal.
Estoy tan cansado de buscarte
que ya no sé qué Erica encontraré.
No sé si encontraré a la traviesa,
a la madre injusta y protectora,
a la alegre, a la violenta, a la buena,
a la dócil, a la voluble, a la desmemoriada,
a la hermana, a la hija, a la prima,
o a la sobrina. La astuta, la bicha,
la angelical, la respetuosa,
la incapaz de nada, la capaz de todo,
la sensual, la sexual, la sensible,
la reprochadora, la vehemente,
la irónica, la novia, la amante, la esposa,
la peculiar, la desconocida, la vital,
la amenazadora, la llorona,
o no sé qué encontrar, ya, ya, ya...
Tú quizás encuentres a ese Cecilio
de pegatina que ponen los niños
el día de los santos inocentes.
O quizás encuentres a ese Cecilio
entregado a tu causa de encierro hogareño.
O quizás no me encuentres
por que no me buscas.
Y si no me buscas... ¿qué hago yo aquí?
¿qué verdad de ti se me ha escapado?
¿qué solitaria razón duerme a tu lado?
¿qué persona es esa que se desnuda ante ti?
¿qué injerto de carne es ese otro yo
que vive para ti, te abraza y te da besos?
¿qué clase de hombre es ese que sueña
que estás ahí con él de noche y de día
y cuando despierta es un choque
con la cadavérica realidad?
No sé dónde estoy...
no sé adónde voy...
no sé por qué desfallezco y me recompongo.
¿De qué materia estoy hecho?
¿Me hallaría el carbono 14?
¿Explicarían algo de mí esos asociacionistas
ingleses que tienen respuestas
de hallazgo certero e inconcluso?
Por que estoy perdido de ti, de tu ausencia,
y no quiero o no puedo encontrarme.
Será que mi vacío de estrellas
me ha dejado compuesto y sin ti.
Me ha dejado buscando a una Erica
que está a mi lado encontrando a Cecilios
que no se parecen a lo que ella esperaba.


Por Cecilio Olivero Muñoz

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